25 feb 2014

Estrategias para Sensibilizar

Para la realización de esta estrategia es importante que los participantes cuenten con una fotocopia de la lectura, posteriormente, el facilitador empieza la lectura y continua el participante después de cada punto y aparte al concluir la lectura el facilitador les pregunta cómo se sintieron, qué fue lo que pasó, sabían el final, les ha sucedido algo similar.
Para dar término a la actividad se solicita que en binas los participantes cambien el final de la historia, pero dramatizandolo ante sus compañeros.

EL LADRÓN DE GALLETITAS

La historia nos habla de una mujer que llega a la estación de ferrocarriles para subir al tren que la dejará después de un viaje de dos horas en su ciudad natal. Al preguntar por el andén de salida, el empleado de la estación la avisa de que, lamentablemente, el convoy va con retraso y que llegará a la estación una hora más tarde de lo previsto.
Molesta, como cualquier persona a quien le toque aguantar un plantón inesperado, la mujer se acerca a un pequeño establecimiento de la estación y compra allí  un par de revistas, un paquete de galletitas y una lata de refresco. Minutos después, se acomoda en uno de los bancos del andén para esperar el convoy. Pone sus cosas a un lado y empieza a hojear una de las revistas.
Pasan unos diez minutos. Por el rabillo del ojo, ve acercarse a un joven  barbudo que toma asiento en su mismo banco. Casi instintivamente, la mujer se aleja del muchacho, sentándose en la punta del asiento y sigue leyendo su revista.
Otra vez de reojo, la mujer ve con asombro cómo, sin decir ni una sola palabra, el joven estira la mano, coge el paquete de galletitas que está entre ambos encima del banco, lo abre y coge una galletita. “¡Qué  poca vergüenza!
Dispuesta a poner punto final a esa situación, pero no a dirigirle la palabra al joven descarado, la mujer se gira y, ampulosamente, coge una galletita del paquete y, mirando fijamente al muchacho, le da un mordisco. El joven, por toda respuesta sonríe y… coge otra galletita del paquete.
La mujer está indignada… No se lo puede creer. Vuelve a mirar fijamente al muchacho y coge una segunda galletita. Esta vez hace un gesto exagerado con ella frente a la mirada del joven, y sin quitarle los ojos de encima mastica con enfado la galleta.

Así continúa este extraño diálogo silencioso entre la mujer y el chico. Galletita ella, galletita él. Primero uno, luego el otro… La señora, cada vez más indignada; el muchacho, cada vez más sonriente. En un momento determinado en el paquete queda una única galletita. La última galletita “No se atreverá…”, piensa la mujer.
Y como si hubiese leído el pensamiento de la indignada mujer, el joven alarga la mano de nuevo y, con mucha suavidad, saca del paquete la última galletita, la parte por la mitad y, mirando fijamente a los ojos de ella, le ofrece una de las mitades con su sonrisa más encantadora.
- Gracias- le dice ella aceptando la mitad con voz y cara de pocos amigos.
En ese momento llega a la estación el tren que la mujer esperaba. La señora se pone de pie,  recoge sus cosas del banco y se sube al vagón que le corresponde.
A través de la ventanilla del ferrocarril, la enfadada pasajera observa como el joven se come a pequeños bocados la mitad de la última galletita.
- Con una juventud como ésta – se dice en voz baja -, este país no tiene remedio.
El tren arranca. Con la garganta en reseca por el enfado la mujer se dispone a abrir su bolso para buscar el refresco que había comprado en la tienda de la estación.
Para su sorpresa, allí está, sin abrir su propio paquete de galletitas.

Bucay, Jorge, Revista de psicología positiva, “Mente sana” no. 28, p.p. 5-6 Barcelona España

Esta lectura nos ayudará desde el primer día de clases a comprender, analizar, reflexionar, y motivar tanto al docente como al alumno.

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Esta estrategia es muy recomendable cuando se inicia un ciclo escolar, cuando nos presentamos a un grupo para sensibilizar a cada uno de los participantes. Es recomendable tener una fotocopia de este ejemplar, el facilitador/docente/maestro, le pide a un participante que sólo lea el título, posteriormente el facilitador pregunta a qué se referirá esta lectura preguntándole a los participantes.
Nuevamente le pide el facilitador a otro participante de lectura hasta el primer punto que encuentra para que siga otro compañero.
Al finalizar esta lectura se les pide que dibujen  una imagen que les haya llamado la atención de la lectura para después, socializarlo con el resto del grupo haciendo los siguientes cuestionamientos: ¿Porqué eligió a este objeto?, ¿Qué significa para usted?, ¿Existirán algunas coincidencias en los objetos?
Se les pide que se integren en equipo con los que tengan la misma imagen para comentar qué esperan del curso, cómo les gustaría que fueran, etc.

¿Hasta dónde nos llevará este barco?
La travesía es larga y difícil. . . pero fascinante, Visitaremos puertos de todo tipo.
Seremos guiados por diversas brújulas y faros. Hay que bajarse en cada puerto, aunque sea por un momento.
Desde el principio ábrete a la comunicación con los compañeros de viaje.
El mar es tan granda que nadie puede apreciarse de conocerlo a fondo
Intégrate a los compañeros de expedición. . .si están en el mismo barco es porque hay algo en común.
A lo mejor buscan lo mismo que tú, muchas veces más que paisajes nuevos, son los compañeros el mejor recuerdo del viaje.
¿Verás pasar a otros barcos, abre bien los ojos! . . . . Paséate por cubierta, baja a la sala de máquinas, toma el timón de vez en cuando. . . ¡Participa!
Imagínate que eres el capitán y que todo corre bajo tu responsabilidad. . .
¡Es tu barco!
Ir siempre sobre la superficie es monótono; una buceadita de vez en cuando permite descubrir el maravilloso mundo submarino, el reino del silencio. . . .
El mar siempre más adentro, más profundo.
No te extrañe si alguien se cansa, no cualquiera tiene la capacidad para realizar un viaje tan largo.
Tal vez te encuentres con un compañero no grato, pero nunca pierdas de vista el horizonte, recuerda que viajamos no sólo para llegar, sino para vivir durante el viaje.
Nuestra búsqueda es algo así como la hipnosis; sólo funciona para los que creen en ella y siguen las reglas del juego.
Quien da poco. . . Le cuesta mucho; quien da mucho. . . Le cuesta poco.
¡Pero quien da todo, no le cuesta nada!
Nadie tiene tan poco que no pueda aportar algo y nadie posee tanto que no salga enriquecido.
¡Zarpemos pues, a nuestra gran aventura!
No sabemos que tan cambiados bajaremos, nadie regresa como subió.
Hay quien sube teniendo aún actitudes infantiles ante la vida y desciende hecho un adulto.
Hay quien sube con un equipaje ajeno y pesad, tanto que ni él mismo sabe lo que trae. . . y baja con uno nuevo y liviano, con una confianza firme y una actitud comprometida.

¡Es la búsqueda de conocimientos lo que guía nuestra ruta!


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